
Los recién nacidos no sólo deben adaptarse al nuevo mundo sino también a algunas rutinas cotidianas que les causan una mayor irritación. Si bien son inevitables, es posible adaptarlas a las necesidades de los bebés para que las sufran lo menos posibles.
En el caso del baño, al comienzo no es necesario bañar al niño diariamente, pues basta con limpiarlo muy bien durante el cambio de pañales. Con dos o tres veces a la semana, será suficiente si el baño no lo relaja y, por el contrario, tiende a estresarlo. Con el tiempo irá aprendiendo a disfrutarlo pero no hay porque acelerar etapas.
Ahora bien, si se advierte que el baño lo relaja y calma entonces lo mejor será incluir esta rutina cada noche antes de dormir para ayudarle a conciliar el sueño.
Si el bebé tiene gases, se recomienda hacerle upa en tres posiciones para evitarlos:
– Sobre el hombro, con una mano bajo la cola.
– Boca abajo sobre sus piernas.
– Sentado con la cabeza inclinada hacia delante, con el pecho del pequeño en el brazo.
El cambio de ropa es otra rutina estresante en algunos casos y por eso lo mejor será escoger ropa con cuellos grandes, holgada y con cierres de presión. Se recomienda el uso de baberos y limpiar en forma local para evitar el cambio de ropa completo siempre que se pueda.
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